Soy mujer, madre, compañera, de origen popular y migrante, tengo 48 años. Nací en 1972, en la toma de terreno “Nueva Habana”, en Santiago de Chile. En 1979, con 7 años, salimos al exilio y llegamos a la ciudad de Amberes en Bélgica, luego a La Habana en Cuba. Volví a Chile en el año 1986 y desde el año 2017 vivo en Valparaíso.

Soy socióloga (U de Concepción) y magíster en Ciencias Sociales con mención en Sociología de la Modernización (U de Chile). He cursado los diplomados “Políticas públicas y gestión local para la prevención del consumo y tráfico de alcohol y/o drogas” (U de Chile), “Gestión estratégica de organizaciones asociativas y cooperativas” (U de Chile) y los cursos “Gobernabilidad y construcción de escenarios prospectivos” (FLACSO) y “Jóvenes en riesgo social, alternativas de intervención y rehabilitación” (U Diego Portales).
Durante la enseñanza media participé en la Federación de Estudiantes Secundarios y en las Comunidades Cristianas de Estudiantes Fiscales. En mi población en la comuna de La Granja, formé parte de experiencias de educación popular y de las protestas anti-dictatoriales.
En 1993 comencé mis estudios de Sociología en Concepción, donde conocí a compañeros y compañeras con quienes aportamos a la recuperación de la Federación de Estudiantes y del movimiento estudiantil nacional. Como trabajadora, fui presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores a Honorarios del Estado, del programa Previene a nivel municipal.

Nunca he sido parte de un partido político legalmente constituído. Pese a ello, creo en la necesidad de la organización para la acción colectiva, y considero fundamental la dimensión política de la vida, esa que organiza el poder. He formado parte de colectividades, participé de los momentos fundacionales del Frente Amplio y me distancié de ese sector a partir del Acuerdo por la paz del 15 de noviembre.
Hoy resulta necesario buscar nueva formas de trabajarla en favor de las mayorías. Tengo posición política a favor de los habitantes en la producción de sus territorios, que son quienes deben ejercer la soberanía sobre sus recursos y la manera en que se organizan las relaciones en él.

Durante los últimos cuatro años he estado a la cabeza de la Secretaría de Planificación Comunal de Valparaíso, que por mucho tiempo estuvo marcada por el poder de un conocimiento experto que excluía y menospreciaba los saberes de las y los miles de habitantes protagonistas de la producción de su territorio.
Desde ese lugar conduje el trabajo colectivo que permitió la modificación parcial del Plan Regulador Comunal (PRC) en 2018, la elaboración del Plan de Desarrollo Comunal (PLADECO), con una perspectiva de género, justicia social y sostenibilidad territorial. Para ello construimos una metodología participativa, de carácter situacional y multiescalar.
Conducir ese espacio no ha sido fácil y me ha preparado para enfrentar a una elite acostumbrada a definir los futuros de las comunidades sin consulta, ni discusión.